domingo, 9 de marzo de 2014

Depresion en la familia y mi llegada a la Universidad / P.2

Cuando estaba lejos de mi casa, ya sea estudiando o en el supermercado oía cosas extrañas; que sonaba mi teléfono estando incluso apagado, a mi hermano llorando, cuando en realidad el estaba en el colegio y lo que mas me asustaba era oír sirenas... las balizas de vehículos de emergencia. A veces las oía por las noches y corría a la ventana por si podía ver algo... pero nada, se desvanecían de golpe y volvían a penas me recostaba de nuevo en mi cama.
Con el paso del tiempo conocí a 2 chicos de otra carrera, que terminaron siendo compañeros mios por el bachillerato de la universidad. Ellos fueron buenos amigos y una gran distracción para mi, lo que agradecía de corazón. A veces, les preguntaba "¿Donde habrá sido el accidente o incendio?", ellos respondían extrañados "¿que accidente?", "lo digo por el ruido de los vehículos de emergencia!" les respondía. Entonces ellos decían que no habían oído nada, que quizás no se dieron cuenta.

Las primeras veces, como las escuchaba lejanas, pensé que realmente no las habían notado. Ya las siguientes, cuando el ruido de las sirenas parecía estar a una cuadra y ellos seguían sin escuchar, pensé que el stress me estaba pasando la cuenta.
 No se si por la amistad que teníamos o porque de verdad no veían importancia en ello, nunca me dijeron nada porque escuchara alarmas por todos lados... y de corazón se los agradezco.

Sin embargo, un día el miedo se hizo realidad y aunque no habían sirenas involucradas si había ocurrido lo que mas temía.
Regresé un día de la Universidad, después de un día bastante normal y al llegar a casa mi hermano estaba llorando. Miraba escaleras arriba y solo me decía que mamá no abría la puerta de su pieza, que había llorado mucho rato y que de pronto ya no escuchó nada mas.
Subí corriendo, sentía el estómago apretado, tenía mucho miedo ... mientras tanto un coro decía "apura!" "tranquila.." "piensa claro" "llama a alguien"... hasta que una mas fuerte me hizo parar frente a la puerta del dormitorio, al principio pensé que estaba pensando un poco "fuerte" pero luego me di cuenta que realmente lo había escuchado, como si me hubieran gritado desde el baño. Dijo "PARA! para... primero mira que ocurre, luego harás lo necesario". Parecía bastante sensato, por lo que obedecí.
Golpeé la puerta varias veces... no hubo respuestas, seguí insistiendo; ya me dolía la mano y la desesperación me estaba ganando. Pensé en formas de derribar la puerta. De pronto sentí un balbuceo, débil y confuso. La voz del baño decía "ya está.. ya sabes algo". Me sentí un poco aliviada. Traté de sonar calmada pero hablando fuerte y claro le pedí que abriera la puerta. Solo se escuchaban mas balbuceos.
Entregada a la frustración y pidiéndole a mi hermano que hirviera agua e hiciera un té (para mantenerlo ocupado), me largué a llorar. Mi madre presa de la desesperanza quizás que cosa había hecho, estaba viva, a penas al otro lado de la puerta y aún así yo no podía llegar a ella.
Traté de recuperar la voz, aun así cuando le supliqué una vez mas que abriera la puerta mi voz se quebró... debe haber hablado la propia angustia en persona, pero lo que sea que fuera, fue lo necesario; de pronto se abrió la puerta.
Mi mamá, sentada en el piso entre dos camas y medio recostada sobre una, balbuceaba cosas completamente dopada. Oí la voz del baño, me dijo: "busca que tomó!" ... y yo busqué. Bajo la almohada había un par de tiras de ansiolíticos casi vacías y en el piso sus antidepresivos.
Tomé su pulso y estaba muy bajo, estaba completamente pálida y helada, pero no tenía dificultades para respirar... sin embargo, evidentemente, estaba completamente dopada. Recordé los primeros auxilios del laboratorio de la universidad en caso de intoxicación o ingesta de químicos y le pedí a mi hermano que entibiara leche, no sabía si serviría en caso de sobredosis pero mejor tener eso listo.
Entonces llamé a mi papá y puse el teléfono en altavoz, mientras envolvía a mi mamá en una manta y mantenía su cabeza en una posición cómoda... ella repetía con mucha dificultad "lo siento mucho hija... lo siento... no llores". A pesar de la situación, del miedo y la angustia del momento, esas palabras me dieron una oleada de fuerza y a su vez, alivio. No se por qué, pero lo hicieron.
Mi papá contestó y me dijo que enviaría a alguien enseguida. En menos de 15 min. llegó una tía médico y me dijo que fuera con mi hermano. Al cabo de un largo rato, me explicó que no pasaría a mayores ... que esté tranquila, "ahora tu mamá dormirá mucho, pero no te preocupes. Come algo con Dan y traten de dormir" me dijo.
Dan, mi hermano comprendió todo. Me daba miedo que se enojara con mi mamá, pero creo que después de vivir tantas cosas juntos ya lo entendía de una forma increíble para un niño de 12 años.
Cenamos, vimos Dr. House y él se durmió en el sillón. Lo tapé con uno de mis cubrecama y me di cuenta de que a pesar de que lamentaba que él hubiera visto todo aquello y de que tuvo que sentirse completamente desesperado hasta el momento en que llegué a casa, agradecía profundamente su compañía y esas dos ultimas horas con él viendo T.V.. Me paré y fui a mi dormitorio. Esa noche no dormí.

Al otro día cuando mi mamá ya se sentía mas despierta y despejada, me llamó a su dormitorio. Parte del desvelo de la noche fue porque temía un poco ese momento, pero era lo necesario. No podía evitar recordar a Sara y lo difícil que había sido cuando a su grupo de amigas nos contaron de su suicidio, de la carta que dejó y los detalles de lo ocurrido. En ese entonces yo tenía 16 años y cuando estas soñando con cambiar el mundo, este tipo de tragedias te llevan bruscamente a la Tierra y piensas, "podría yo haber hecho algo?". Y esa pregunta se repetía cada vez que la recordaba al dormirme, al ver una foto o al ver a su familia. "Se habrá sentido parecido mi mamá la tarde anterior?", eso solo lo podía saber escuchándola, y eso hice.
Subí y me senté a su lado. Su tristeza por lo ocurrido era mas de lo que ninguna de las dos podía soportar.Se hechó a llorar y entre lágrimas me contó lo que había sucedido.
Horas antes a que yo llegara, había tenido una crisis terrible, los problemas la abrumaron a mas no dar y sintió que el único alivio sería dormir... sin sueños, sólo dormir. Entonces tomó doble dosis de Clonazepam y luego quedó en un limbo. Acorde se iba durmiendo, ya no recordaba si los había tomado y tomaba otra pastilla, y otra... y otra...
hasta acabar una tira....  y luego 2.
De pronto todo aquello tenia sentido, quería seguir durmiendo, para siempre.
Mas que la intención de quitarse la vida, estaba la intención de no despertar por muuuucho tiempo y así quizás todo fuera distinto cuando despertara.

Nos abrazamos mucho rato, le dije que siempre estaría ahí. Así ha sido una y otra vez, siempre he estado ahí y siempre se lo seguiré recordando.
Ahí me di cuenta que yo debía ser mas fuerte que ellos. Yo no tenía depresión, a pesar de que mi cabeza funcionaba a velocidades muy extrañas y escuchaba cosas raras, me consideraba optimista y alegre.. un poco solitaria y ansiosa, pero no deprimida.

Mis 2 amigos nunca supieron nada de esto, quería que me siguieran tratando igual, no quería compasión en su mirada, solo sus bromas y compañía. Tony estaba para lo demás, me escuchaba por las noches y me aconsejaba a su manera.

Hasta que al fin logré escribirlo! me costó un poco mas que los anteriores, pero ahora que esta escrito siento que no fue tan terrible.
Gracias por acompañarme querido lector, nos vemos pronto!

Alex.

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir estas experiencias. Un saludo desde Barcelona.

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  2. Gracias por compartir estas experiencias. Un saludo desde Barcelona.

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